La fortaleza y la debilidad están dentro. Fuera sólo hay amenazas y oportunidades.
Si eres fuerte no habrá amenaza que te detenga; si eres débil serás incapaz de ver, mucho menos de aprovechar, las oportunidades, aunque las tengas a un palmo de ti. Debilidad y fortaleza son dos caras de la misma naturaleza humana.
Fortaleza es resistencia, humildad, persistencia, ilusión, aprendizaje. Fortaleza es crear tus propias ilusiones sin esperar a que otros te las creen. Es no dejarse arrastrar sin control por los sentimientos y las emociones. Es caer y levantarse, forjando a diario tu camino, tus sueños.
Fortaleza es crecerse ante la adversidad, es no dejar que el desánimo te abata; es soltar los lastres del pasado, desaprender lo que no sirve y además te machaca; es aprender lo necesario y saber soportar con estoicismo los dolores de la vida.
Fortaleza es conocerse, asumir las propias debilidades y hacer lo posible por mejorarlas; es revolverse contra el mundo cuando todo parece perdido, luchando hasta el último aliento, disfrutando de las pocas treguas que da la vida.
Fortaleza es no sentir culpa porque no hayas hecho nada para sentirla. Fortaleza es vivir libre de miedos innecesarios.
La debilidad es lo contrario de todo lo anterior.
Casi todos (dejo a un lado los enfermos de patologías incapacitantes en este sentido) podemos ser fuertes. Todos podemos ser débiles, y de hecho muchos lo somos. Cada uno elegimos a diario cómo somos, con nuestros pensamientos, palabras y obras. Como cada uno determinamos cómo queremos y afrontaremos nuestro presente y futuro. Sin embargo conozco a muchos más débiles que dicen ser fuertes, que a fuertes de verdad: Demasiada fuerza sólo en la apariencia. Demasiados miedos. Demasiadas personas buscando fuera lo que no tienen dentro.
El camino a la fortaleza pasa necesariamente por el esfuerzo contemplativo, por la toma de conciencia, a través de las sensaciones del propio cuerpo, de lo que somos realmente, aqui y ahora; de nuestra realidad vivida y sentida: Nuestro Sitio
Podemos perder nuestras posesiones, a nuestros seres queridos... podemos perderlo todo en menos de lo que dura un parpadeo. Pero lo que no podemos perder, lo que nadie nos puede dar ni quitar - al menos mientras nos mantengamos conscientes -, es nuestro espacio interior, la conciencia de lo que somos, Nuestro Sitio. Lo único que de verdad es nuestro.
En resumen: Lo que no tengas dentro, no lo tendrás fuera.Ahora tú eliges.
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